Autogestión emocional. Debemos dar una salida no agresiva a nuestro caos. Es preciso aprender a cultivar la mente para que sea más flexible y capaz de comprender que no existe una realidad única y que somos interdependientes. También hay que gestionar de forma más ecológica las emociones y dirigir su energía hacia la mejora individual y colectiva.
Buen uso y ahorro de energía emocional. Elegir bien los objetivos y las personas en las que invertimos energía emocional. No despilfarrarla. Centrarnos en aquello que podemos controlar y mejorar (nosotros mismos) en vez de empeñarnos en cambiar a los demás.
Energía emocional limpia y renovable. Movernos por el empuje de la alegría, la curiosidad, la confianza, la valentía, la generosidad o el amor, en lugar de hacerlo por coacción, un falso sentido de la obligación, lo que dirán los demás, egoísmo o interés. La misma acción puede dar lugar a resultados totalmente opuestos en función de si la fuente de energía emocional es contaminante o limpia.
Crear espacios protegidos para especies emocionales en peligro como: la ternura, el amor, la serenidad y la gratitud.
Protección del clima emocional evitando las contaminaciones por quejas, rumores, insultos, juicios de valores, menosprecios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario